El Jardín de San Francisco

El Jardín de San Francisco

miércoles, 19 de diciembre de 2018


En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacía los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel:
«¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada».
Respondiendo el ángel, le dijo:
«Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno».
El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo, volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir de casa cinco meses, diciendo:
«Esto es lo que ha hecho por mí el Señor, cuando se ha fijado en mi para quitar mi oprobio ante la gente».

Palabra del Señor.
MENOS JUICIO Y MÁS SERVICIO
A veces me da la sensación de vivir en un mundo de opiniones, donde se habla mucho pero se vive poco, y me da miedo caer en lo mismo. 
Tener siempre una palabra, una interpretación, una propuesta, pero no tener nunca tiempo para hacer las cosas, para oder analizar fríamente las situaciones, describir y clasificar a las personas, interpretar los acontecimientos, pero no sumergirme en ellos y dejar que me involucren, me toquen de verdad. 
Sí, en mi mundo sobran recetas y faltan cocineros, sobran análisis y faltan manos, sobran juicios y faltan abrazos. 
Por eso, quiero gritar para romper esas dinámicas, quiero callar un poco –a pesar de que ahora sigo tirando de palabras- quiero cantar, servir y amar con sencillez. 
Y que sea lo que Dios quiera. 
 LA AMISTAD HABLA DE DIOS
 Hay cosas en nuestra vida que, de alguna forma, son reflejo de Dios. Tal vez no lo vemos tal y como es, pues siempre es mayor que lo que percibimos; pero hay algunas formas de vivir, de ser, de estar y de querer, que nos hablan de Dios… y la amistad es una de ellas. 
Me alegro de tener gente cercana, vidas que se cruzan con la mía, rutas que hemos recorrido juntos (al menos por un trecho), por senderos que a veces se separan y luego se entrecruzan de nuevo. 
Me siento afortunada porque hay nombres que forman parte de mi vida, no  como un apunte en una agenda, sino como una historia compartida. 
Vector árbol de navidad - Feliz Navidad - Feliz Navidad texto español Foto de archivo - 24029187Hoy sé que no se puede mitificar la amistad, que  a veces es sublime y a veces horrible (o ambas). Sé que no te libra de las batallas (a veces las provoca), y casi siempre se construye desde lo más cotidiano. No te libra de momentos de soledad. Pero es importante darte cuenta de quiénes son “tus gentes.”
Comienzan las vacaciones de Navidad
Esta es una felicitación hecha de buenos sentimientos, como todo buen mensaje navideño. Pero hay que ser muy sincero con lo que uno pide, con lo que uno dice, con lo que uno expresa, para no llenar los párrafos de frases hechas y tópicos navideños que pueden no significar nada. 
Estos días escucharemos tantas voces llenas de eslóganes nevados, de cantos y brindis sonoros, de palabras como paz, amor y felicidad, que quizás haya que intentar desear, de otro modo, que nazca el niño Dios en nuestras vidas.
 “Lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no habían encontrado sitio en la posada” (Lc 2, 7)
Eso es. Un pesebre frío, un poco de intemperie, una noche lejos de las posadas para ser consciente de cómo se ve la vida desde la pequeñez, para descubrir que cuando tienes poco, te das cuenta de qué es lo verdaderamente importante, para poder ser libre de tanto envoltorio y tantas luces de colores. 
Pero para descubrir también esa otra solidaridad y compasión que une a las personas cuando nos sentimos vulnerables y frágiles, es necesario, tan solo pensar en esa Navidad de los débiles, de los pequeños, de los nada poderosos, y sobre todo, en esa Navidad de un niño que nació muy pobre.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

MC900436279[1]Salmo
Sal 102,1-2.3-4.8.10

R/. Bendice, alma mía, al Señor

V/. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R/.

V/. Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura. R/.

V/. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R/.

Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Mateo (11,28-30):

EN aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor
EL VERDADERO AMOR                                                                     
Cuando alguien te quiere de verdad es lento para perder la paciencia contigo.
Toma las circunstancias de tu vida y las usa de una forma constructiva para tu crecimiento.

Está de parte tuya; quiere verte madurar y desarrollarte en el amor. 
Le duele profundamente cuando pierdes el camino, pero te orienta a seguir la senda correcta.
Sigue confiando en ti cuando a veces tú ni siquiera confías en ti mismo.

Trabaja pacientemente contigo porque te ama y corrige de tal manera que cuesta entender la profundidad del cuidado que tiene por ti.

Nunca te abandona, aunque muchos de tus amigos lo hagan.
Se queda a tu lado cuando llegas al fondo de la desesperación y no te juzga, sino que te ve con total justicia, hermosura y amor.
COMPARTIR NO SÓLO EN NAVIDAD
Durante estos días nos llegarán postales y felicitaciones deseándonos paz y felicidad. Y estos deseos son muy buenos si se hacen realidad.
Cuenta en sus escritos La Madre Teresa de Calcuta esta anécdota que nos recuerda a todos que compartir no es algo que sólo debemos hacer en Navidad. 
“Una noche, un hombre vino a nuestra casa para decirme que una familia hindú con ocho hijos llevaba varios días sin probar bocado. No tenían nada que comer. 
Tomé una porción suficiente de arroz y me fui a su casa. Pude ver sus caras de hambre, a los niños con los ojos desencajados. Difícilmente hubiera podido imaginar visión más impresionante. La madre tomó el arroz de mis manos, lo dividió en dos mitades y se fue. Cuando en unos instantes después estuvo de regreso, le pregunté:
¿A dónde ha ido? ¿Qué ha hecho?
Y me contestó:
- También ellos tienen hambre. “Ellos” eran la familia de al lado: una familia musulmana con el mismo número de hijos que alimentar y que también carecían por completo de comida.
Aquella madre estaba al tanto de la situación. Tuvo el coraje y el amor de compartir su escasa porción de arroz con otros. A pesar de las condiciones en que se encontraba, creo que se sintió muy feliz de compartir con los vecinos algo de lo que yo le había llevado. 
Para no privarla de su felicidad, aquella noche no le llevé más arroz. Lo hice al día siguiente”.
¿Nosotros cómo vamos hacer realidad el mensaje de Jesús en estas Navidades?
·      Guía para soñar en tiempos difíciles
·      Ama todo lo que hagas. Haz todas las cosas con amor.
·      Escucha a tu corazón.
·      Ignora a los que digan que soñar es de ilusos.
·      Confía en tu intuición y en ti.
·      Equivócate. Es necesario para crecer.
·      Sigue tu pasión.
·      Conoce tus habilidades.
·      Cree en tus sueños y los crearás.
·      Contribuye con tus sueños a un mundo mejor.
·      Crea tu realidad.
·      Juega sin parar.
·      Arriesga para ganar.
¿Cuál vas a poner en práctica hoy?

PADRE NUESTRO…

miércoles, 5 de diciembre de 2018

En aquel tiempo, Jesús, se dirigió al mar de Galilea, subió al monte y se sentó en él.
Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los ponían a sus pies, y él los curaba.
La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y daban gloria al Dios de Israel.
Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:
«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que desfallezcan en el camino».
Los discípulos le dijeron:
«¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?».
Jesús les dijo:
«¿Cuántos panes tenéis?».
Ellos contestaron:
«Siete y algunos peces».
Él mandó a la gente que se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, pronunció la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente.
Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete canastos llenos.
¿Qué hace Dios? Invitar a la alegría. En muchas culturas sentarse a la mesa es símbolo  de alegría, pues expresa el sentido de fraternidad y de fiesta; en ella uno repone fuerzas disfrutando de los alimentos y conversa de manera distendida disfrutando de la compañía. De hecho, no hay festejo que se precie que no venga acompañado de una buena comida o una buena cena: un cumpleaños, una boda, un aniversario
La lecturas de hoy nos muestra Un donde Jesús da de comer a la multitud después de sanar todo tipo de dolencias. Una multitud que, de nuevo, simboliza la diversidad de condiciones sociales y razas. Comieron todos hasta quedar satisfechos. De nuevo,todos; nadie queda excluido.
En los países del llamado “primer mundo”, celebraremos la Navidad con demasiadas comidas y cenas: comidas de empresa, de amigos, de familia… En ocasiones son celebraciones con excesivo derroche, exageradas comidas. Tan excesivas que cuando terminan las fiestas, no faltan los reclamos publicitarios de gimnasios y dietas de adelgazamiento para corregir los excesos. Ojalá nuestros excesos fuesen no de calorías, sino de alegría, de gozo, de fraternidad. Quizá de estos dones estamos más anémicos y de ellos nos quiere saciar Dios. Este es su banquete, esta es su invitación.  Pero para que este gozo sea pleno, al menos tienen que estar todos invitados. Una mesa donde falten hermanos, nunca disfrutará de una alegría auténtica. ¿Quizá por ello nos cuesta ser felices de verdad? ¿A quién podría invitar a mi mesa?
Comenzamos un nuevo año litúrgico con el tiempo de Adviento, tiempo de preparación y espera. Encender, semana tras semana, los cuatro cirios de esta corona debe ser un reflejo de nuestra gradual preparación para recibir al Señor Jesús en la Navidad. Las luces de las velas nos recuerdan que Él es la Luz del mundo que ha venido a disipar las tinieblas. El color verde de la corona simboliza la vida y la esperanza que Él nos ha venido a traer.
 Este es su significado.
corona de adviento velas moradas rosada con pesebre en medio nacimientoEL CÍRCULO. El círculo es una figura geométrica que no tiene principio ni fin. La corona de adviento tiene forma de círculo para recordarnos que Dios no tiene principio ni fin, es eterno. También nos ayuda a tomar conciencia de que de Dios venimos y a Él vamos a regresar.
EL VERDE DE LAS HOJAS. La corona se hace con hojas verdes (ramas de pino o de cualquier árbol) y esto representa que Cristo está vivo entre nosotros (el verde es vida),
LAS VELAS. Son 4 y representan cada uno de los domingos de Adviento. La luz de las velas simboliza la luz de Cristo que buscamos desde siempre porque nos permite ver el mundo y nuestro interior. Cada domingo se enciende una vela. El hecho de ir encendiéndolas poco a poco nos recuerda cómo conforme se acerca la luz, la oscuridad se va disipando. Jesús es la luz del mundo.
Historia de las cuatro velas.
Cuatro velas ardían en una corona de Adviento.
El ambiente era tan silencioso que se pudo escuchar, como empezaron a hablarse.
La primera gimió y dijo: “Me llamo Paz. Mi luz ilumina, pero los hombres no guardan la paz“
Y su luz se hizo más y más débil, hasta apagarse totalmente…

La segunda flameó y dijo: “Me llamo Fe, pero estoy de sobra. Los hombres no quieren saber nada de Dios. No tiene sentido estar ardiendo más.”
Una brisa sopló por el cuarto, y la segunda vela se extinguió…
En voz baja y triste ahora la tercera vela dijo: “Yo soy el Amor. Ya no tengo fuerzas para iluminar. Los hombres me ponen a un lado. Están mirándose solo a sí mismos, y olvidan a los que deberían querer.”
Y con una última chispa se acabó también esa luz…
En ese instante entró un niño en el cuarto, miró las velas y dijo: ¡Pero ustedes deben dar luz, y no aumentar las tinieblas!“
Y casi se echó a llorar…
Entonces se escuchó también a la cuarta vela diciendo: “¡No tengas miedo! Mientras yo estoy ardiendo, podemos encender de nuevo a las demás candelas. Soy la Esperanza!”
Con una cerilla el niño tomó la luz de esta última vela y la pasó a las demás.
La llama de la Esperanza nunca debe apagarse en tu vida…
...y cada un@ de nosotros sepamos ser la herramienta que ese niño necesita para mantener la paz, la fe, el amor y la esperanza.
Te deseo un feliz Adviento lleno de... PAZ