La oración no es un entretenimiento ocioso para alguna
anciana.
Santa María, Tú que enseñaste a Jesús a rezar, ayúdanos a
comprender el valor de la oración para poder encontrar al Señor en nuestras
vidas y descubrir qué es lo que quiere para cada uno de nosotros.
PADRENUESTRO
PADRE NUESTRO que en ti creemos, confiamos, pensamos y
adoramos.
QUE ESTÁS EN EL CIELO y en el último rincón de nuestra vida,
ayudando y enseñando a los demás, admirando lo que hacemos
día tras día, apoyándonos en todo momento.
SANTIFICADO SEA TU NOMBRE por todo hombre, sea rico o pobre,
para que sepamos valorar y cumplir tu palabra.
VENGA A NOSOTROS TU REINO que está aquí, entre nosotros, un
reino soñado lleno de felicidad y amor, que debemos ir haciendo realidad día a
día.
HÁGASE TU VOLUNTAD, COMO EN EL CIELO, TAMBIÉN EN LA TIERRA
para que la tierra sea paz y bien, para que el amor esté siempre presente en
nosotros.
EL PAN NUESTRO DE CADA DÍA DÁNOSLE HOY, a todos por igual,
ricos y pobres, sin diferencias.
Y PERDÓNANOS NUESTRAS DEUDAS, perdónanos porque somos
egoístas, porque nos dejamos llevar por las malas influencias y por alejarnos
de ti aunque interiormente no queramos; por toda tu bondad, que te caracteriza,
perdónanos.
ASÍ COMO NOSOTROS PERDONAMOS A NUESTROS DEUDORES, aunque sea
a regañadientes, haz Señor que lo hagamos de corazón y que así lleguemos a ser
como tú quieres.
Y NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN del egoísmo, de los
celos, la soberbia, la gula, la locura, el pasotismo y la incultura.
MÁS LÍBRANOS DEL MAL que hemos pasado, que hemos sufrido,
contra el cual hemos luchado, que recibiremos y haremos en un futuro próximo,
hasta llegar a la Gloria.
AMÉN. Aquél que nos hace cómplices, hermanos, amigos, en el
día a día, en el cansancio, en la alegría, en la tristeza y en la esperanza.
Amén para que siempre sea tu Palabra nuestra última palabra.
Lectura bíblica: Mc 12,28b-34
Un escriba que los oyó discutir, al ver que les había
respondido bien, se acercó y le preguntó: “¿Cuál es el primero de los
mandamientos?”. Jesús respondió: “El primero es: Escucha, Israel: el Señor
nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas. El
segundo es: Amarás a tu prójimo como a tí mismo. No hay otro mandamiento más
grande que estos”. El escriba le dijo: “Muy bien, Maestro, tienes razón al
decir que hay un solo Dios y no hay otro más que él, y que amarlo con todo el
corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo
como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios”.
Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: “Tú no estás
lejos del Reino de Dios”. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Breve meditación personal.
Haz silencio en tu interior y pregúntate:
1.- ¿Qué me dice el evangelio que he leído?
2.- ¿Cómo ilumina mi vida?
3.- ¿Qué tengo que cambiar para ser más como Él?
4.- ¿Qué me falta para ser más como Él?
LA VIDA ES
La vida es una oportunidad, aprovéchala.
La vida es belleza, admírala.
La vida es felicidad, siéntela.
La vida es un sueño, hazlo realidad.
La vida es un reto, acéptalo.
La vida es un deber, cúmplelo.
La vida es un juego, participa en él.
La vida es valiosa, saboréala.
La vida es riqueza, consérvala.
La vida es amor, disfrútalo.
La vida es misterio, desentráñalo
La vida es una promesa, cúmplela.
La vida es tristeza, supérala.
La vida es una canción, cántala.
La vida es lucha, acéptala.
La vida es tragedia, arróstrala.
La vida es aventura, atrévete.
La vida es vida, consérvala.
La vida es suerte búscala.
La vida es demasiado preciosa, no la destruyas”.
Santa Teresa de Calcuta
QUE TU LUZ ALUMBRE A
LOS DE LA CASA
Hoy os propongo escuchar con atención un breve texto del
evangelio.
Jesús decía a sus discípulos:
“¿Acaso se trae una lámpara para taparla con una vasija de
barro o ponerla debajo de la cama? ¿No es para ponerla encima de una mesa o de
un candelero y que alumbre a toda la casa”.
Como dice Jesús… nadie enciende una vela para esconderla,
sino para que dé luz. Ciertamente que parece evidente esto que hemos escuchado.
Pues mirad.
Todos nosotros podemos ser luz para todos los que nos rodean,
pero en lugar de “ABRIRNOS” y dar nuestra luz, nos escondemos y no dejamos que
la luz que llevamos dentro salga para alumbrar a los demás.
Quizá por miedo a SER AUTÉNTICOS, a ser gente que se
preocupa por los demás, por miedo a ser compañeros atentos, cercanos a todos, o
por miedo a “ser diferente”, escondemos esa luz que llevamos dentro y que puede
hacer tanto bien a los demás.
Nadie se compra un móvil para no usarlo; nadie compra una
lavadora para luego lavar a mano, nadie compra un coche para dejarlo en el
garaje... Por eso, acércate a los demás, comparte tus cualidades con los que te
rodean, sonríe, bromea, haz que la gente sea más feliz y consigue así que tu
vida sea luz para los que te conocen, y no oscuridad.