11 de Diciembre 2024
Te adoramos. Oh, Cristo, en todas tus iglesias que hay en el mundo entero y te bendecimos porque por tu santa cruz redimiste al mundo Estamos en la segunda semana de Adviento, recuerda la actitud de amor a Dios para con el hombre, invitándolo también a reflexionar sobre el amor que manifiesta a los que lo rodean. Los profetas mantenían encendida la esperanza de Israel. Nosotros, como un símbolo, encendemos dos velas. El Señor está cada vez más cerca de nosotros y debemos prepararnos dignamente para recibirlo en nuestros corazones. Hagamos un momento de silencio para elevar nuestra oración al Señor.
Debemos preparar el camino del Señor y esto nos exige estar
preparados interiormente para la venida de Jesús, para que lo recibamos con un
corazón reconciliado, cada vez más convertido y transformado, capaz de amar y
entregarse a los demás. Hagamos un compromiso concreto para esta semana que nos
ayude a disponernos cada vez mejor para su venida.
Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que
florezcas, para que nazcas y mantengas en nuestro corazón encendida la
esperanza. ¡Ven pronto, Señor! ¡Ven, Salvador!
Os anunciamos el gozo de Adviento
con la segunda llama ardiendo;
el primer ejemplo Cristo nos dio,
vivid unidos en el amor.
Tú, Dios del tiempo
nos tienes esperando.
Quieres que esperemos
el momento justo para descubrir
quienes somos, dónde debemos ir,
quienes nos esperan a nosotros y qué debemos
hacer.
Gracias... por el tiempo que nos concedes para
esperar.
Tú, Dios de los espacios
nos tienes mirando.
Quieres que miremos en lugares buenos y en
lugares inciertos
para ver si hay señales de esperanza
y gente desesperanzada.
Para ver si hay señales de un mundo mejor
que puede brotar.
Gracias... por el tiempo que nos concedes para
mirar.
Tú, Dios y Amor,
nos tienes amando.
Quieres que seamos como Tú:
que amemos a las personas que no tienen amor,
a las que son imposibles de amar,
que amemos sin celos ni amenazas,
y, lo más difícil de todo
que nos amemos a nosotros mismos.
Gracias... por el tiempo que nos concedes para
amar.
Y en todo esto nos guardas.
Ante las preguntas difíciles que no tienen
respuestas fáciles,
cuando fracasamos allí donde esperábamos
triunfar,
cuando nos aprecian allí donde nos sentimos
inútiles.
Y, pacientes, soñadores y amando,
con Jesús y su Espíritu
Tú nos guardas.
Gracias... por el tiempo que nos concedes para
aguardar.
Hoy como ayer,
Señor, no dejas de decir a los hombres: “El Reino de Dios está cerca de
Vosotros, ¡convertíos y creed en la Buena Noticia”.
Convierte tú
nuestra mirada para que sepamos discernir tu nueva e imprevisible presencia
cada mañana, en nuestras casas y en nuestros lugares de trabajo, a la puerta de
nuestro corazón y de nuestras ocupaciones, a la puerta de la vida diaria.
Muéstranos
cómo basta con muy poco,
cómo apenas
basta con nada, para sentirte muy cercano.
Un encuentro,
una sonrisa, una mirada,
un apretón de
manos, un pájaro, una flor,
una nube, una
puesta de sol, una palabra, un silencio,
una oración,
la risa de un niño, una carta,
una llamada de
teléfono, una comida en familia...
Basta con muy
poco, basta con nada.
Conviértenos
a la mirada de tu fe,
abre
nuestros ojos para que vean la claridad de tu presencia
en
la sombra gris del día a día;
abre
nuestros oídos para que oigan el discreto aliento
de
tu paso en el rumor de lo cotidiano.
Te pedimos, Padre, por nuestra Santa Iglesia Católica que
se prepara para la venida de tu Hijo, parque que siempre tengamos fijos los
ojos en Aquél que nos trae la reconciliación.
VEN
SEÑOR JESÚS
Te rogamos por la paz en el mundo, para que en este tiempo
de Adviento se viva con mayor intensidad el amor y la solidaridad.
VEN
SEÑOR JESÚS
Te pedimos, Padre, por cada uno de nosotros, para que
hagamos esfuerzos por caminar al encuentro del Señor Jesús, que es la "Luz
del Mundo".
VEN
SEÑOR JESÚS
Te rogamos también por nuestra familia, para que a
ejemplo de la familia de Nazaret vivimos el amor mutuo y nos preparemos para la
venida de tu Hijo.
VEN
SEÑOR JESÚS
Te pedimos que Santa María aliente nuestros pasos en este
Adviento, y sea Ella quien nos enseñe a crecer en confianza y esperanza en la
venida del Reconciliador.
VEN
SEÑOR JESÚS
Adviento, tiempo de esperanza,
en el seno de María crece el fermento de un mundo nuevo,
el hijo del Dios vivo que llega a compartir con nosotros.
Nace Emanuel, Dios-con-nosotros,
hecho niño, pobre, pequeño y necesitado.
María nos enseña el camino
para hacer nacer a Jesús
en nuestro tiempo:
confianza, entrega, fidelidad, coraje,
y mucha fe en el Dios de la Vida.
Tiempo de espera,
de atención y cuidados,
de respeto y contemplación. Señor,
hay mucho dolor en nuestro tiempo,
hay sufrimiento e injusticia,
ayúdanos a sembrar semillas de esperanza.
Descúbrenos la alegría de la paciente espera,
activa y fecunda,
comprometida por la vida de los que nos rodean.
Enséñanos a hacer crecer
la esperanza de algo nuevo,
anímanos a entregar nuestras vidas
para la construcción del Reino.
Es tiempo de espera, Señor,
pero también es tiempo de donación
y compromiso efectivo.
Contágianos la fe sencilla de María,
que dio su vida para alumbrar el Reino
y hacer nacer la esperanza en medio de su pueblo
Acudamos pues, a
nuestra Madre para que nos obtenga abundantes gracias que nos ayuden a
prepararnos, de la misma manera como Ella lo hizo, para recibir al Señor Jesús.
Recemos junto un Ave María.