
LA HISTORIA DE
LA CONSTANCIA
Esta es la historia de dos ranas que saltaron dentro de un
cubo de nata en una lechería.
- Más vale que nos
demos por vencidas (graznó una de ellas mientras se esforzaba en vano por salir).
Estamos perdidas.
- Sigue nadando (dijo la otra). Saldremos de alguna manera.
- Es inútil (chilló la primera). Es demasiado espeso para
nadar; demasiado blando para saltar; demasiado resbaladizo para arrastrarse.
Como, de todas maneras, hemos de morir algún día, mejor que sea esta noche.
Aquella misma noche se dejó caer y pereció ahogada. Su amiga
siguió nadando y nadando sin rendirse…
Y al
amanecer, se encontró sobre un montón de mantequilla que ella misma había
batido. Y allí estaba, sonriente, comiéndose las moscas que acudían en bandadas
de todas las direcciones.
Aquella
rana descubrió lo que muchos pasan por alto. Si somos constantes en nuestra
tarea el tiempo suficiente, a la larga saldremos triunfantes.
REFLEXIÓN:
Estás comenzando la aventura de un nuevo curso. Que no te
puedan las dificultades. No pierdas en todo el año las ganas que tienes ahora
de conseguir tus objetivos.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (11,1-4):
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo: «Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."»
Palabra del Señor
Una vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.»
Él les dijo: «Cuando oréis decid: "Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan del mañana, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe algo, y no nos dejes caer en la tentación."»
Palabra del Señor
REFLEXIÓN
En el evangelio Jesús nos enseña la oración del Padrenuestro.
Es la respuesta a la inquietud de sus discípulos por la oración: “Señor,
enséñanos a orar”. Es la oración fundamental, es decir la que nos lleva al
fondo de nuestra fe, a nuestra experiencia filial.
El Padrenuestro es un maravilloso y sencillo mapa para
viajar al centro. En la versión de Lucas, nos lleva al centro a través de
cuatro peticiones esenciales: el reino, el pan, el perdón, la preservación de
la tentación.
Jesús ora porque
necesita viajar al centro de su experiencia filial, porque necesita respirar el
cariño de su Abbá. Jesús es el gran experto del "viaje al centro",
y desde el centro, se conecta con todos
y con todo.
Estas expresiones pueden malentenderse en tiempos en que
hemos hablado, más bien, de la necesidad de viajar por la periferia. No hay
contradicción. Aquí el "centro" no significa el ámbito del poder sino
el núcleo de la persona, su corazón. Viajar al centro es viajar al santuario de
nuestra identidad, en el que descubrimos a Dios, nos descubrimos a nosotros
mismos de un modo nuevo, nos vinculamos a los demás en la raíz y nos insertamos
en el mundo, por eso orar es como respirar.
Para terminar esta oración de la mañana recemos el
Padrenuestro