Oración 15 enero 2025
Te adoramos. Oh, Cristo, en todas tus iglesias que hay
en el mundo entero y te bendecimos pues por tu santa cruz redimiste al mundo.
En este año el Papa Francisco ha inaugurado el Jubileo de
la esperanza, Una esperanza no solo dirigida a la vida personal de cada
creyente, sino que se extiende a la sociedad en su conjunto, a las relaciones
interpersonales y a la promoción de la dignidad de cada persona.
"Que nos ayude también a recuperar la confianza
necesaria —tanto en la Iglesia como en la sociedad— en los vínculos
interpersonales, en las relaciones internacionales, en la promoción de la
dignidad de toda persona y en el respeto de la creación", pide el Santo
Padre en la bula de convocatoria.
En la sociedad nos contagiamos de muchas cosas –algunas
de ellas no muy buenas- pero, el Año de la Esperanza, nos invita a contagiar a
otros nuestras convicciones cristianas. "Comprometerse a favor de una
nueva evangelización para redescubrir la alegría de creer y volver a encontrar
el entusiasmo de comunicar la Fe" (Benedicto XVI)
El jubileo de la esperanza nos invita a reflexionar
sobre la importancia de mantener viva la fe, incluso en medio de las
adversidades, recordándonos que la esperanza es el puente que nos conecta con
un futuro mejor y con la certeza de que nuestros metas y anhelos. En este
contexto, la fe se convierte en el pilar fundamental que sostiene la esperanza,
guiándonos con confianza a través de los desafíos de la vida. Así como el
jubileo simboliza un tiempo de renovación y gracia, nuestra fe nos impulsa a
más allá de las dificultades presentes, abrazando la promesa de un porvenir
lleno de luz y propósito. Este vínculo entre esperanza y fe nos inspira a
perseverar con valentía, recordando que cada paso que damos con confianza nos
acerca a la plenitud que tanto anhelamos.
“En un pueblito de zona rural en los años 50,
se produjo una larga sequía que amenazaba con dejar en la ruina a todos sus
habitantes, debido a que subsistían con el fruto del trabajo del campo.
A
pesar de que la mayoría de sus habitantes eran creyentes, ante la situación
límite, marcharon a ver al sacerdote de la iglesia y le dijeron:
-
"Padre, si Dios es tan poderoso, pidámosle que envíe la lluvia necesaria
para revertir esta angustiante situación."
-
"Está bien, le pediremos al Señor, pero deberá haber una condición
indispensable."
-
"¡Díganos cuál es!", respondieron todos.
-
"Hay que pedírselo con fe, con mucha fe", contestó el sacerdote.
-
"¡Así lo haremos, y también vendremos a los cultos de la iglesia todos los
días!"
Los
campesinos comenzaron a ir al templo todos los días, pero las semanas
transcurrían y la esperada lluvia no se hacía presente. Un día, fueron todos a
enfrentar al padre y reclamarle: - "Padre, usted nos dijo que si le
pediamos con fe a Dios que enviara las lluvias, Él iba a acceder a nuestras
peticiones. Pero ya van varias semanas y no obtenemos respuesta alguna."
-
"¿Han ustedes pedido con fe verdadera?", les preguntó el sacerdote.
-
"¡Sí, por supuesto!", respondieron al unísono.
-
"Entonces, si dicen haber pedido con Fe Verdadera... ¿por qué durante
todos estos días ni uno solo de ustedes ha traído el paraguas?"
Pongamos
nuestra fe en obra.
Para algunos, la FE, es un misterio, para otros es una
ilusión; aún hay otros que piensan que es locura y otros tantos la consideran…
fanatismo. Para el que cree… Es poder de Dios. Aún entre los creyentes, muchos
no la entienden, razón por la cual no saben cómo ejercitarla, resultando en el
descuido de la fuente que la origina, entonces viene el desánimo, la
indiferencia, la duda y la incredulidad.
Tener fe es ACEPTAR los designios de Dios aunque no los
entendamos, aunque no nos gusten. Si tuviéramos la capacidad de ver el fin
desde el principio tal como Él lo ve, entonces podríamos saber por qué a veces
conduce nuestra vida por sendas extrañas y contrarias a nuestra razón y a
nuestros deseos.
Tener fe es DAR cuando no tenemos, cuando nosotros
mismos necesitamos. La fe siempre saca algo valioso de lo aparentemente
inexistente; puede hacer que brille el tesoro de la generosidad en medio de la pobreza
y el desamparo, llenando de gratitud al que recibe y al que da.
Tener fe es CREER cuando resulta más fácil recurrir a la
duda. Si la llama de la confianza en algo mejor se extingue en nosotros,
entonces ya no queda más remedio que entregarse al desánimo. La creencia en
nuestras bondades, posibilidades y talentos, tanto como en los de nuestros
semejantes, es la energía que mueve la vida hacia grandes derroteros.
Tener fe es GUIAR nuestra vida no con la vista, sino con
el corazón. La razón necesita muchas evidencias para arriesgarse, el corazón
necesita sólo un rayo de esperanza. Las cosas más bellas y grandes que la vida
nos regala no se pueden ver, ni siquiera palpar, sólo se pueden acariciar con
el espíritu.
Tener fe es LEVANTARSE cuando se ha caído. Los reveses y
fracasos en cualquier área de la vida nos entristecen, pero es más triste
quedarse lamentándose en el frío suelo de la autocompasión, atrapado por la
frustración y la amargura.
Tener fe es ARRIESGAR todo a cambio de un sueño, de un
amor, de un ideal. Nada de lo que merece la pena en esta vida puede lograrse
sin esa dosis de sacrificio que implica desprenderse de algo o de alguien, a
fin de adquirir eso que mejore nuestro propio mundo y el de los demás.
Tener fe es VER positivamente hacia adelante, no importa
cuán incierto parezca el futuro o cuan doloroso el pasado. Quien tiene fe hace
del hoy un fundamento del mañana y trata de vivirlo de tal manera que cuando
sea parte de su pasado, pueda verlo como un grato recuerdo.
Tener fe es CONFIAR, pero confiar no sólo en las cosas,
sino en lo que es más importante... en las personas. Muchos confían en lo
material, pero viven relaciones huecas con sus semejantes. Cierto que siempre
habrá gente que te lastime y traicione tu confianza, así que lo que tienes que
hacer es seguir confiando y sólo ser más cuidadoso con aquél en quien confías
dos veces.
Tener fe es BUSCAR lo imposible: sonreír cuando tus días
se encuentran nublados y tus ojos se han secado de tanto llorar.
Tener fe es no dejar nunca de desnudar tus labios con
una sonrisa, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes cuando tu
sonrisa puede dar luz y esperanza a la vida de alguien que se encuentre en peor
situación que la tuya.
Tener fe es CONDUCIRSE por los caminos de la vida de la
forma en que un niño toma la mano de su padre. Es que dejemos nuestros
problemas en manos de DIOS y nos arrojemos a sus brazos antes que al abismo de
la desesperación. Fe es que descansemos en Él para que nos cargue, en vez de
cargar nosotros nuestra propia colección de problemas.
Tener fe es Creer en lo que no se puede ver. Es guardar
la calma cuando todo es turbulento.
*La fe no es pasiva, ¡es poner las creencias en
práctica! Tener fe es pedir lo que se necesita.
*La fe es oír lo imperceptible, creer lo increíble y
recibir lo imposible.
*La fe va en contra de las expectativas y condiciones
naturales. Tener fe es crear un vacío en el corazón para que lo llene Dios.
*Tener fe no es simplemente que Dios pueda hacer algo,
sino que lo hará.
*Con fe la respuesta no sorprende, ya se sabía que
sucedería.
*Tener fe es permanecer en tu puesto cuando todos los
demás desertan. Es quemar las naves para no volver atrás. Es estar dispuesto a
pagar cualquier precio. Es hacer lo que Dios pide hoy y creer que Él hará mañana
lo que ha prometido.
*La fe es lo contrario del temor. Tener fe es elegir a
Dios a pesar de las demás posibilidades. Es confiar en la palabra de Dios no en
lo que te dicen tus sentidos. Es estar dispuesto a morir confiando. ¡Ésa es la
clase de fe con la que se puede obrar curaciones y milagros!
La fe es como un músculo que se vuelve fuerte y flexible
al ejercitarlo. La fe se edifica con el estudio fiel de la palabra de Dios.
Terminamos la oración de hoy pidiendo al Señor que en nuestras vidas haya suficiente fe para afrontar las situaciones difíciles, junto con la necesaria humildad para aceptar lo que no se pueda cambiar.ad para aceptar lo que no se pueda cambiar.