La Cuaresma es presentada como un tiempo de
gracia (tiempo de misericordia), que Dios nos ofrece para conseguir la
purificación interior del espíritu. Vernos libres del pecado, de nuestros
vicios y esclavitudes, reordenando adecuadamente nuestras potencias y pasiones,
aprendiendo a usar los bienes materiales como medios y no como fines,
comprendiendo su naturaleza perecedera y por tanto no apegándonos a ellos
desordenadamente. Este es el sentido de la penitencia cuaresmal: cambio de
mentalidad, despojarse del hombre viejo para revestirse del hombre nuevo.
Que en la semana de este primer domingo de
Cuaresma, podamos reflexionar teniendo en cuenta a las personas que nos rodean:
familiares, compañeros de trabajo, de estudios, vecinas, vecinos, etc., si
alguno de ellos o ellas están atravesando situaciones de dolor, pérdida o
duelo, y si hemos sido indiferentes o no a ese dolor.
Señor y Padre nuestro, queremos confesarte
que no siempre actuamos como sabemos que deberíamos hacerlo. Te pedimos que nos
ayudes a cambiar para que el dolor no nos sea indiferente. Danos la fuerza para
hacerlo y la fe para creer en tu Evangelio.
Dios y Señor nuestro, acudimos a ti, pidiéndote
que nos conviertas a ti, de todo corazón. Haznos pacientes con los que yerran
el camino; haznos delicados con los que nadie respeta; haznos sencillos con los
que son maltratados; haznos humildes con los que no tienen fuerzas
Señor, enséñanos a orar, pues nos cansamos
enseguida de estar contigo; sin embargo, sabemos que al orar somos más entrega,
tenemos más fuerzas, amamos más todos. Haz, Señor, que seamos orantes a corazón
abierto, a pie descalzo, con entrega incondicional.
Hoy, Señor, quiero convertirme. Sé que con
mis fuerzas no puedo, pero lo quiero, deseo ardientemente cambiar de rumbo. Ir
por el camino del amor y el compromiso, en favor siempre de los desheredados de
este mundo.
Sabemos, Señor, que tú caminas a nuestro
lado y eres cercano cuando la luz se apaga. Rezamos por todos y cada uno de los
hombres de nuestro planeta. Haz una tierra nueva llena de amor y paz donde tú seas
siempre encontrado en los caminos. Te buscamos Señor, te llamamos siempre,
acude en nuestra pobreza
Sabemos, Señor, que nuestra civilización
está herida de muerte, porque se potencian muchas cosas que van contra la vida.
No nos dejes solos y tristemente desanimados. Ayúdanos a ser constructores de
vida, de una nueva civilización desde el amor a la vida en la nueva ley.
Nos dijiste, Señor, que amásemos todos, a
los que nos aborrecen. Tu amor es exigencia total, es un amor que hace bien;
amas a fondo perdido todos los enemigos. Gracias por tu ejemplo, por tu amor
sin fingimiento, porque eres bueno nos quieres llenar de tu bondad.