Te adoramos. Oh, Cristo, en todas tus iglesias que hay en el mundo entero y te bendecimos porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
El pasado domingo hemos celebrado el día del Domund, este año bajo el lema de “Id e invitad a todos al banquete”, para empezar este momento de oración reflexionemos sobre estos términos:
Id: Esta palabra implica un movimiento. Lo primero que nos pide el Señor con esta palabra es que no nos quedemos sentados en el sofá́, que nos pongamos en marcha. Hay que ser perseverantes, no vale sólo con ir una vez y rendirse si no conseguimos frutos, sino que hay que ir de manera insistente, sabiendo que quien da las fuerzas para no desanimarse es el propio Jesucristo.
Invitad: Una vez nos hemos animado a salir para encontrarnos con el prójimo, tenemos que invitarle. El cristianismo no es una imposición, es una propuesta de vida, una propuesta de cambio es la propuesta de Cristo. Debemos ser pacientes, y saber que, aunque "entreguemos la invitación", es Jesús quien realmente invita. ¿Y cuál es la mejor carta de invitación? El amor y la ternura con la que Cristo trataba a los demás.
Todos: Lo más cómodo es invitar sólo al amigo, al que me cae bien. Dios nos llama a todos a llevar la propuesta del cristianismo a todo el mundo, sin excepción.
Banquete: Una vez ya estamos en la Eucaristía, el banquete, el papel es acompañar, ¿a quién?, a Cristo y a toda la Iglesia. La Eucaristía es ese banquete en el que todos juntos celebramos que nuestro mejor amigo, Jesucristo, ha entregado su vida por todos nosotros. Pero no se trata de quedarnos sólo en que los demás vayan a la Iglesia, sino que la idea de invitar es mucho más profunda: hay que invitar a abrazar a Cristo, a tener los pies en la tierra, pero la mirada en el Cielo, y no perder nunca de vista el hecho de que hemos nacido para algo más.
Aunque la teoría la conocemos y nuestra intención es buena, siempre necesitamos apoyarnos en la Palabra de Dios para que nos ilumine a la hora de ponernos en camino…
1. «El que acoge a un niño como este en mi nombre me acoge a mí» (Mt 18,5).
Para que los fieles cristianos acojamos a todos como lo hizo Jesús...
2. «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies» (Lc 10,2).
Para que pidamos con confianza el incremento de las vocaciones misioneras...
3. «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños» (Mt 11,25).
Para que leamos y hagamos nuestro el Mensaje misionero del papa Francisco...
4. «Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden» (Mt 7,11).
Para que Dios conforte a los enfermos que ofrecen sus sufrimientos por las misiones...
5. «Los apóstoles le dijeron al Señor: “Auméntanos la fe”. [… ] Decid: “Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”» (Lc 17,5.10).
Para que ofrezcamos los trabajos de este mes por los misioneros, que entregan su vida por el anuncio del Evangelio...
6. «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra» (Lc 1,38).
Para que los llamados a la vocación misionera respondan que sí a Dios...
7. «Marta, [...] solo una [cosa] es necesaria. María ha escogido la parte mejor» (Lc 10,41-42).
Para que los misioneros hallen la fortaleza en el encuentro con Dios...
8. «Cuando oréis, decid: “Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino [...]”» (Lc 11,2).
Para que Dios suscite nuevas vocaciones misioneras de entre los laicos...
9. «Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá» (Lc 11,9).
Para que pidamos con perseverancia el aumento de las vocaciones misioneras...
10. «El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama» (Lc 11,23).
Para que los misioneros sean signo y vínculo de unidad entre los cristianos...
11. «Mejor, bienaventurados los que escuchan la Palabra de Dios y la cumplen» (Lc 11,28).
Para que descubramos que cada vocación misionera es querida por Dios.
12. «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. [...] Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera» (Mt 11,28.30).
Para que colaboremos con nuestras limosnas en el servicio a los pobres...
13. «Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. [...] El que quiera servirme, que me siga [...]» (Jn 12,24.26).
Para que demos generosamente y, además, nos demos a nosotros mismos...
14. «¡Poneos en camino! Mirad que os envío [...]. No llevéis bolsa, ni alforja [...]» (Lc 10,3.4).
Para que descubramos que vale más ser y hacer, que tener y acumular...
15. «El Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir» (Lc 12,12).
Para que comuniquemos a los demás la necesidad de colaborar con las misiones...
16. «Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor [...] los encuentre en vela» (Lc 12,37).
Para que colaboremos en las actividades de animación misionera en la parroquia...
17. «Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará» (Lc 12,48).
Para que transmitamos a los demás la fe que hemos recibido en el bautismo...
18. «Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar» (Lc 13,8-9).
Para que perseveremos en el servicio misionero e impliquemos a los demás
Y terminamos este momento de oración con la oración del día del DOMUND
Señor, ¿a quiénes nos falta
por invitar a tu fiesta?
Guía nuestros pasos hacia ellos
e "inspíranos el gesto
y la palabra oportuna",
para que puedan descubrirte
a través de nuestra cercanía, nuestra ternura, nuestra compasión y nuestro anuncio de esperanza.
Te pedimos de un modo especial
por todos los misioneros y misioneras que te anuncian entre los más pobres. Haz que juntos, ellos y nosotros, apoyados en la oración, pegados a Ti, llevemos incansablemente al mundo tu invitación al Banquete de la fraternidad, al que nos congrega cada domingo
y al que no tendrá́ fin, en el cielo.
Santa María de la fiesta de bodas, ruega por nosotros.
Amén.