El Jardín de San Francisco

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domingo, 9 de octubre de 2016

ORACIÓN DE LA MAÑANA 5 DE OCTUBRE

BIENVENIDOS 
Comenzamos un nuevo curso y hay que empezar con ilusión y dedicación. Vamos a pasar muchas horas juntos, y todos debemos poner algo de nuestra parte. Somos como un barco que zarpa de puerto. Cuando salgamos al mar, tendremos varias opciones: subir a cubierta para contemplar el paisaje, conocer al resto de pasajeros, disfrutar del viaje activamente, o por el contrario podemos acomodarnos dentro, pensando lo que haré al llegar al destino, o tal vez, perdido en la apatía... El viaje es el curso que empezamos a navegar. El barco es nuestra clase, los compañeros. Nuestro destino pueden ser muchas cosas: sacar el aprobado, formarme, conocer a los demás, madurar como persona, nada especial, pasar el trámite, pasarme el viaje de fiesta, encerrarme en mi camarote con mi gente hasta llegar a puerto... 
Tú ¿Con qué actitud comienzas? ¿Te conformas con dejarte llevar, o piensas participar activamente?

Jesús nos invita en este comienzo de curso a ser activos, a salir a cubierta, a disfrutar del mar, del paisaje, de la vida, a oler la brisa, a sentir el viento, a tocar el agua… Y nos invita también a crecer, a madurar, de la mano de mi grupo de amigos, y de los otros pasajeros, de mis compañeros, entre los que se encuentran verdaderos tesoros, piedras preciosas… Personas que como tú, pasan por momentos buenos y malos, que a lo largo de este año se sentirán como tú, felices unos días y tristes otros, que reirán a veces y llorarán también, que sentirán la soledad por momentos, y en otros se sentirán profundamente queridos, que sentirán como tú el éxito y la decepción… Personas como tú… Comencemos el día con una oración personal: pídele a Dios tener un buen curso

 SEAMOS LUZ PARA LOS DEMÁS. 
A lo mejor conoces esta anécdota. 
 Era un hombre que una noche caminaba por las oscuras calles de su pueblo llevando una lámpara de aceite encendida. La ciudad era muy oscura en las noches sin luna como aquella. En un determinado momento, se encuentra con un amigo. El amigo lo mira y de pronto lo reconoce. Se da cuenta de que es Fruela, el ciego del pueblo. Entonces, le dice: “¿Qué haces Fruela, tú que eres ciego, con una lámpara en la mano? ¡Si tú no ves!”. Entonces el ciego le responde: “Yo no llevo la lámpara para ver mi camino. Conozco las calles de memoria. Llevo la luz para que otros encuentren su camino cuando me vean a mí. No solo es importante la luz que me sirve a mí, sino también la que yo uso para que otros puedan también servirse de ella”. 
 ¿A quién te recuerda esta anécdota? Seguro que estás pensando en Jesús. Él se convierte para nosotros en Luz. Y ¿cómo lo hace? proponiéndonos un estilo de vida, en el que nos hace diferentes al resto de las personas. Él, a través de su entrega desinteresada, fue capaz de cambiar el mundo. Este pequeño relato puede dejarnos un propósito para realizar durante este día. Cada uno de nosotros vamos cumpliendo con nuestras responsabilidades y actividades pero a veces no nos fijamos en lo que hacen los demás, -y sobre todo en lo que pueden necesitar-. ¿Por qué no prestar un poco más de atención a lo que hacen otras personas cercanas a nosotros: compañeros, hermanos, padres, etc.? No seamos ciegos, seamos originales y ofrezcamos nuestra luz a la gente que convive con nosotros, con pequeños detalles como el saludar, el dar las gracias, el ser amables, etc. Seguro que su vida mejorará en calidad y también la nuestra. 

 LAS BIENAVENTURANZAS DE LA AMISTAD 
Felices los que saben vivir la amistad, porque la amistad es uno de los sentimientos más hondos que puede experimentar el ser humano. 
Felices los amigos limpios de corazón, porque nunca tendrán dobleces y jamás serán falsos en la expresión de la amistad. 
Felices los amigos peregrinos, los que caminan juntos, los que avanzan juntos, los que se saben esperar para seguir adelante, con el mismo paso. 
Felices los amigos que trabajan por la paz, felices los que hacen de la amistad un remanso de paz, los que nunca se irritan. Y los que, si se irritan, saben controlarse y nunca lastiman al otro, ni con gestos ni con palabras. 
Felices los amigos que escuchan, los que tienen oídos dispuestos, los que son comprensivos, los que saben escuchar con su corazón, los que están abiertos a escuchar en todo momento. 
Felices los amigos aún cuando lloran, los que saben compartir el dolor, los que tienen el corazón sensible para vibrar junto al del amigo. 
Felices los amigos que son compañeros, los que son verdaderos acompañantes, los que están en las buenas y en las malas, los que están al lado con optimismo y alegría. 
Felices los amigos misericordiosos, los que saben perdonarse, y los que saben pedirse perdón.

 CÁNTICO DE LAS CRIATURAS DE SAN FRANCISCO DE ASÍS 

Omnipotente, altísimo, bondadoso Señor, tuyas son la alabanza, la gloria y el honor; tan sólo tú eres digno de toda bendición, y nunca es digno el hombre de hacer de ti mención. 
Loado seas por toda criatura, mi Señor, y en especial loado por el hermano sol, que alumbra, y abre el día, y es bello en su esplendor, y lleva por los cielos noticia de su autor. 
Y por la hermana luna, de blanca luz menor, y las estrellas claras, que tu poder creó, tan limpias, tan hermosas, tan vivas como son, y brillan en los cielos: ¡loado, mi Señor! 
Y por la hermana agua, preciosa en su candor, que es útil, casta, humilde: ¡loado, mi Señor! Por el hermano fuego, que alumbra al irse el sol, y es fuerte, hermoso, alegre: ¡loado mi Señor! 
Y por la hermana tierra, que es toda bendición, la hermana madre tierra, que da en toda ocasión las hierbas y los frutos y flores de color, y nos sustenta y rige: ¡loado, mi Señor! 
Y por los que perdonan y aguantan por tu amor los males corporales y la tribulación: ¡felices los que sufren en paz con el dolor, porque les llega el tiempo de la consolación! 
Y por la hermana muerte: ¡loado, mi Señor! Ningún viviente escapa de su persecución; ¡ay si en pecado grave sorprende al pecador! ¡Dichosos los que cumplen la voluntad de Dios! ¡No probarán la muerte de la condenación! Servidle con ternura y humilde corazón. Agradeced sus dones, cantad su creación.
 Las criaturas todas, load a mi Señor. Amén. .