El Jardín de San Francisco

El Jardín de San Francisco

martes, 6 de noviembre de 2018

En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo: «Si alguno se viene conmigo y no pospone a su padre y a su madre, y a su mujer y a sus hijos, y a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no lleve su cruz detrás de mí no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, sí quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: "Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar." ¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil? Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz. Lo mismo vosotros: el que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.»
Virgin de la Almudena - Catedral de la Almudena.JPGAJesús nadie le puede acusar de no hablar claro. Promete la salvación, la vida eterna, la santidad, la alegría, pero a cambio de aceptar la propia cruz. Esa cruz que es tan fácil de dejar, pero tan difícil de asumir. A nuestro alrededor, mucha gente vive como ellos quieren. No desean ni siquiera oír hablar de cruces. Se ve que les falta el encuentro personal con Cristo.
Porque para dejar todo y seguir a Jesús, es necesario primero haber tenido un encuentro personal con Él. Cuando el Maestro nos ha mirado, nos ha tendido la mano y nos ha dicho ven y sígueme, no es tan difícil dejar nuestras seguridades. Después hay que ser fieles, y para eso necesitamos conocer de qué medios disponemos, y hasta dónde podemos llegar con nuestras fuerzas.
Un año más se acerca la celebración de la virgen de la Almudena, esta vez bajo el lema “María, muéstranos a Jesús”, muéstranos a Jesús para que de esta forma no nos sea tan difícil dejar nuestras seguridades. Un año más cientos de jóvenes, incluidos nuestros chicos de confirmación se reunirán el jueves  por la noche en un momento de oración compartida. 
Carlos Osoro (Arzobispo de Madrid) nos convoca con las siguientes palabras: “La Virgen de la Almudena nos pide una vez más que rompamos murallas, construyamos puentes, eliminemos distancias, vivamos la fraternidad evangélica, que nos hace descubrir en cada hombre un hermano, y tender nuestra mano y nuestro corazón a todo aquel que nos necesite, sin importar como sea o de donde venga.
María nos muestra y nos da a Jesús para que con Él no dudemos de que podemos hacer de nuestro mundo un lugar de encuentro y de fraternidad.”
En ese encuentro con Jesús, debemos escucharle y preguntarle: Señor, ¿qué tengo que hacer?”
Posiblemente el Señor nos podría responder algo parecido a esto:
Hijo mío
que estás en la Tierra,
preocupado, solitario, desorientado.
Yo conozco perfectamente tu nombre, y lo
pronuncio santificándolo porque te amo.
No. No estás solo, sino habitado por mí,
y juntos construiremos este Reino,
del que tu vas a ser heredero.
Me gusta que hagas mi voluntad, porque
mi voluntad es que tú seas feliz.

Cuenta siempre conmigo y tendrás el pan
para hoy. No te preocupes.
Sólo te pido que sepas compartirlo con
tus hermanos.
Sabes que te perdono de todas tus
ofensas, antes incluso que las cometas,
porque te pido que hagas
lo mismo con los que a ti te ofenden.
Para que nunca caigas en la tentación
tómate fuerte de mi mano
y yo te libraré del mal.
Te quiere desde siempre
Tu Padre

El Señor ha puesto su mirada sobre nosotros;
ha puesto su confianza y su esperanza.
El Señor Dios ha hablado y cuenta con nosotros.
Jesús,
cuenta con nosotros para devolver la luz donde hay oscuridad.
Cuenta con nosotros
para construir entre todos
la civilización del amor
allí donde hay egoísmo, tristeza y angustia.

Cuenta con nosotros
para luchar por la paz en medio de un mundo
donde muchas veces la solución
se encuentra recurriendo al uso de la fuerza.

Jesús, cuenta con nosotros.
Cuenta con nosotros
 para que su Palabra llegue al último rincón de la tierra.
Cuenta con nosotros
para sembrar la semilla de tu evangelio;
semilla que produce frutos de fraternidad y amor.

Queremos ser luz que ilumine
y muestre el verdadero rostro de Dios, el Dios Amor.
Cuenta con nosotros, Señor. Amén.